Entrevistamos
a Leandro Morgenfeld, Doctor en historia, docente, investigador del CONICET,
panelista en el informativo Vision 7 y autor de varios libros sobre relaciones
internacionales. Quien amablemente accedio a responder nuestras preguntas,
sobre la reciente cumbre de las Americas, las relaciones entre Cuba-Estados
unidos y el nuevo tablero geopolitico que se esta gestando.
Por
Barbara Bravo
Revista
Morena: ¿Qué balance hacés de la 7ma cumbre de las Américas?
Leandro Morgenfeld: “El gobierno de Estados Unidos fue a Panamá buscando
reposicionar el sistema interamericano -en torno a la OEA y las Cumbres de las
Américas-, para debilitar la integración de Nuestra América, con organismos
como el ALBA, la UNASUR y la CELAC, en los que no participa Washington. Invitó
allí a no centrarse en las disputas pasadas, sino a mirar hacia adelante. Obama
logró la foto con Raúl Castro y relativizó la acción ejecutiva que había
firmado en marzo contra Venezuela. Con una decidida acción diplomática, llevada
a cabo en las horas previas a la Cumbre, logró anular parcialmente los dos
temas más espinosos –Venezuela y Cuba- y evitar el fracaso. La reunión de
Panamá será recordada, entonces, como la del final del conflicto con Cuba y el
inicio de una nueva etapa. Por eso la derecha neoliberal se apuró a festejar.
Sin embargo, el presidente de Estados Unidos fue fuertemente criticado en el
plenario de la Cumbre por los mandatarios de Argentina, Bolivia, Venezuela,
Nicaragua y Ecuador por las actitudes imperiales de su país. Los movimientos
sociales participaron activamente de la Cumbre de los Pueblos, que planteó una
agenda alternativa, defendió a Cuba y Venezuela, reclamó por la soberanía de
las Malvinas, exigió el retiro de las bases militares de Estados Unidos en
Nuestra América y desplegó una serie de reivindicaciones concretas sobre el
desarrollo autónomo y los derechos sociales. Tampoco logró imponer una
declaración final unificada, lo cual muestra que las diferencias en la región
siguen vigentes. El eje bolivariano, una vez más, pudo marcarle la cancha a
Estados Unidos, con algunos aliados, como lo fue en este caso el gobierno
argentino, a diferencia del brasilero que tuvo un perfil más bajo”.
RM:
¿Desde una perspectiva historica, consideras que el debilitamiento de la
influencia de Estados Unidos en Latinoamérica, es de carácter coyuntural o
estructural?
LM:”El debilitamiento de la
hegemonía estadounidense en Nuestra América es relativo. Es cierto que ya no domina como antes, tanto por el evance de la coordinación política
latinoamericana (la UNASUR y la CELAC), la integración alternativa (a través
del ALBA) y también por la penetración
de China, hoy socio comercial, inversor y prestamista privilegiado de muchos
países de la región. Sin embargo Estados Unidos necesita controlar lo que
históricamente consideraron su patio
trasero. Mantiene una extensa red de bases militares, pretende recuperar el
peso que supo ostentar la OEA, impulsa la Alianza del Pacífico, y también
aislar a los procesos políticos y sociales más radicales. Es decir que el
relativo debilitamiento estadounidense en Nuestra América tiene aspectos
estructurales –vinculados a las nuevas relaciones económicas con actores
extrahemisféricos como China o Rusia- y también a factores coyunturales
–vinculados a la situación política de Nuestra América-. Si Estados Unidos
logrará reposicionarse o no dependerá de la correlación de fuerzas en el
continente”.
RM:¿Respecto de la
Alianza Asia Pacifico: ¿Podríamos entenderla como una respuesta pragmática ante
el avance de china en Latinoamérica o una política de mediano plazo diseñada a
fin de obstaculizar el afianzamiento de la Unasur como proyecto político?
LM:”Estados
Unidos busca limitar y contener la penetración económica china. Al mismo
tiempo, muchos de sus aliados de la región también profundizan las relaciones
con China, en función de la demanda de
materiales primas y alimentos por parte del gigante asiático. Estados Unidos
también procura limitar el desarrollo de instrumentos como la UNASUR y la CELAC
que actúan sin el comando de Washington, a diferencia de la OEA, y fueron las
instancias que actuaron ante crisis como la de Bolivia, Ecuador y Venezuela. Fragmentar
a los países de la región fue, históricamente, un objetivo de Estados Unidos”.
RM:¿Que análisis haces de lo que parece
ser una nueva etapa en las relaciones entre Cuba y USA.?
LM:”Estados Unidos cambió su política
hacia Cuba, principalmente, por motivos geoestratégicos –los mencionados
anteriormente, eliminar un escollo en la relación con Nuestra América-, aunque
también por razones económicas y electorales. Mientras empresas chinas,
españolas, canadienses y brasileras se instalan en la isla, los capitales
estadounidenses no pueden avanzar en este codiciado mercado por las
limitaciones que impone el bloqueo. En este sentido, hay un sector de la
burguesía estadounidense que impulsa el relajamiento de las sanciones para
desembarcar en un país que hasta 1959 había sido casi su área exclusiva de
influencia económica. Por último, razones de orden electoral explican este giro
de la Casa Blanca. El voto latino es crucial para las aspiraciones del Partido
Demócrata de retener la Casa Blanca en 2016, luego de la dura derrota que
sufrieron en noviembre pasado. El poderoso lobby anticastrista, los famosos gusanos
de Florida, tienen una incidencia decreciente. Incluso parte de la comunidad
cubana en el exilio, las nuevas generaciones fundamentalmente, rechazan el
bloqueo. Así, Obama intenta pasar a la historia como el presidente que logró
distender las relaciones con la isla luego de medio siglo, y a la vez tiene un
buen argumento para intentar recuperar el entusiasmo con el que la población
latina acompañó su elección en 2008”.
RM: En torno a la nueva correlacion de
fuerzas que se esta viendo, ¿Cuál pensás que puede ser la estrategia de Usa con
respecto a su relación con la Argentina, a la luz de las nuevas alianzas
geopolíticas que se están afianzando con China y Rusia?
LM:”Hoy hay varios conflictos bilaterales (fondos
buitre, disputas comerciales, roces políticos), que en parte se plasmaron en el
duro discurso de la presidenta Cristina Kirchner en la Cumbre de Panamá, en
abril pasado. El Departamento de Estado, por su parte, tiene expectativas
avanzar en Argentina si se produce una restauración conservadora. Los tres
candidatos que mejor miden en las encuestas, Massa, Macri y Scioli, cultivan
fluidos vínculos con la Embajada estadounidense en Buenos Aires, como probaron
los cables de Wikileaks. Tras una
larga vacancia luego de la salida de Vilma Martínez –la representación
diplomática estuvo a cargo del encargado de negocios Kevin Sullivan, quien tuvo
roces públicos con la propia Cristina Kirchner- asumió en enero pasado Noah
Mamet. El nuevo embajador mantuvo reuniones con los candidatos presidenciales,
pero no con la presidenta. La diplomacia estadounidense esperará a conocer el
resultado de las elecciones de octubre para decidir cómo encarar una nueva
etapa del vínculo bilateral y si ello implica un cambio en el mapa político
regional”.
Quienes esten interesados en seguir leyendo sobre
relaciones internacionales, los pueden hacer en su blog: http://vecinosenconflicto.blogspot.com.ar/.
Equipo Periodistico
Entrevistador:
Barbara Bravo
Produccion periodistica:
Tomas Lopez Mateo
Fabian Pacheco
Marcelo Rios
Fotografia:
de archivo
No hay comentarios:
Publicar un comentario